El Cascamorras
8 a 9 de Septiembre
El origen de esta tradición popular se remonta al final del siglo XV y principios del XVI, tras la reconquista de Granada por parte de los Reyes Católicos. Existen varias versiones de cómo sucedieron los hechos, pero la más extendida cuenta que un agricultor vecino de la ciudad de Guadix, llamado Juan Pedernal, se encontraba trabajando la tierra en el término municipal de Baza, en el lugar donde hubo una antigua ermita mozárabe, ubicado en el arrabal Bastetano de la "Churra", cuando al dar un golpe de azada descubrió una pequeña imagen de una Virgen que se conoce desde entonces como la Virgen de la Piedad.
Esto motivó un pequeño conflicto entre las ciudades de Guadix y Baza. La fiesta del Cascamorras, analizando su origen y evolución histórica, es un claro ejemplo de resolución pacífica de un conflicto entre dos localidades vecinas que comparten obispado y una fuerte religiosidad por la Virgen de la Piedad.
Hace ya quinientos años se acordó que si un comisionado de la ciudad de Guadix lograba entrar en Baza y llegar a la iglesia de la Merced sin ser manchado podría recuperar a la Virgen para Guadix. Pero desde entonces este comisario, este "Cascamorras" sigue sin llegar limpio, es decir, sin pintar, hasta el Convento de la Merced. En su intento, los bastetanos se lo impedirán, año tras año, acompañándole en su recorrido desde la entrada del pueblo hasta la iglesia manchándolo con pinturas negras o brillantes. "Cascamorras" retornará a Guadix sin la preciada imagen, por lo que los accitanos en pago por su fracaso, volverán a pintarlo y mancharlo uilizando también pinturas...
Todo se convierte en una gran fiesta para ambas ciudades.
Este patrimonio inmaterial y cultural común a dos ciudades granadinas debe considerarse como un excelente recurso al servicio del desarrollo duradero dado el valor que tiene por sí mismo. Representa al mismo tiempo la memoria colectiva de la población y un recurso turístico potencial para su futuro.
Cada 9 de septiembre el Cascamorras vuelve a Guadix y quién sabe si algún día...